Hasta mediados de los 2000, debíamos trasladarnos hasta una oficina para adquirir un producto financiero. Durante la última década, con el despegue de la banca digital, se acabaron las visitas a las sucursales y algunos trámites comenzaron a hacerse mediante los canales digitales del banco. Hoy, una nueva tendencia está tomando fuerza y es la aparición de productos financieros dentro de la experiencia de compra de algún bien o servicio, con lo que el banco se está quedando fuera del banco (y de sus canales digitales). Bienvenidos a las finanzas embebidas.