El creciente desarrollo de la Inteligencia Artificial (IA) está revolucionando la industria. Según un estudio global de PwC los beneficios del uso de esta tecnología serán sustanciales, lo que genera gran expectativa e interés por aplicarla en las empresas. Su avance es inminente y ocurre a una velocidad exponencial, lo que plantea desafíos y también oportunidades a los más diversos ámbitos de la gestión empresarial.
Respecto a las áreas de gestión de personas, es importante tener en cuenta las consecuencias que su aplicación puede tener tanto en sus procesos internos como en el rol estratégico que estos departamentos cumplen dentro de las organizaciones.
Si observamos los desafíos que supone, no podemos olvidar que las áreas de Recursos Humanos tienen como objetivo ser agentes de cambio. Como he comentado antes, cumplen un rol fundamental en generar las condiciones que les permiten a las empresas adaptarse a los nuevos escenarios en los que se desenvuelven. En este momento, sin embargo, estos cambios están ocurriendo a una gran velocidad y en ámbitos en los que usualmente los profesionales de estas áreas no son expertos. Esto plantea la necesidad de actualizar conocimientos de manera ágil y también de estar más atentos que nunca al entorno para lograr tener cercanía y así cumplir con su decisivo papel.
Por otra parte, en la medida en que se va adoptando la IA para automatizar procesos, aumenta la preocupación por parte de los trabajadores a perder su empleo, a pesar de que no existe certeza en el real impacto de estas nuevas tecnologías. Ante esto, los departamentos de Gestión de Personas tienen una misión clave dentro de las organizaciones: ser capaces de entregar nuevas herramientas a sus trabajadores que les permitan una adecuada conversión de funciones y facilitar así su adaptación al nuevo escenario del mercado laboral.
Ahora bien, a estas alturas no debería ser un secreto que, para poder sacar provecho a las potencialidades de la IA, es necesario contar con una gran cantidad de información. Esto, sumado a la falta de regulación en la materia, ha hecho aparecer dilemas éticos respecto del uso de información personal de los trabajadores ―y de clientes―, aspectos que se deben abordar con suma cautela y altos estándares de control, de manera tal de generar confianza por parte de los distintos stakeholders de la organización.
De la mano con estos desafíos asoman las oportunidades, y el principal beneficio que podemos identificar de implementar soluciones de IA en las organizaciones es la optimización de procesos. Las áreas de Gestión de Personas no están ajenas a esa realidad y ya han comenzado a aparecer soluciones relacionadas fundamentalmente con procesos de reclutamiento y selección, remuneraciones, atención de trabajadores, etc. Pero, en la medida en que los costos de tecnologías basadas en IA vayan bajando, será más fácil su implementación y aplicación en otros aspectos claves de estos departamentos, permitiendo que los esfuerzos de estos equipos tengan un enfoque de carácter más estratégico para el negocio.
Como mencionábamos en la columna anterior, es deseable que las empresas desarrollen una cultura que fomente la Diversidad e Inclusión. En esta materia, la adopción de la IA en los procesos de reclutamiento, selección o gestión del desempeño ayuda a que la toma de decisiones sea más objetiva, eliminando sesgos y facilitando la adopción de este tipo de políticas. No obstante, de todas maneras, es importante mencionar que la eliminación de sesgos no es algo trivial en la implementación de IA, ya que estas tecnologías generativas requieren de procesos de aprendizaje cuya calidad depende de la información con la que se alimenten, por lo que se deben tomar precauciones adicionales al decidir incursionar con ellas.
La revolución que está significando la IA en las industrias tiene alcances inesperados. Grandes beneficios se esperan producto de esta tecnología y con ellos grandes desafíos para la gestión de personas. Si bien se ha avanzado en la adopción de la IA en las empresas, es necesario acelerar el desarrollo de competencias y habilidades que le permitan a las organizaciones adaptarse a esta nueva forma de trabajar y capitalizar las oportunidades que se generen. Para esto, es indispensable que las áreas de Recursos Humanos sean capaces de seguir cumpliendo su rol de facilitadores del cambio y de socios estratégicos de los líderes de las empresas.
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