La importancia y necesidad de la adopción de nuevas tecnologías en el mundo empresarial es algo que hace varios años se ha instalado. Tanto así, que ahora ya parece haber consenso en que los cambios tecnológicos serán el principal factor que impulsará los cambios en las organizaciones, de acuerdo con los resultados de la última Encuesta Global de CEO’s de PwC.
Pues bien, uno de los desafíos clave en esta materia radica en la escasez de habilidades en el mercado laboral. La demanda creciente de profesionales con habilidades tecnológicas específicas supera la oferta actual en el mercado laboral, afectando a empresas de diversos sectores. Así, la competencia por estos expertos se intensifica, elevando los costos de contratación y desafiando la capacidad de las empresas para innovar y adoptar tecnologías emergentes.
Este escenario se agrava por la demora en la adaptación de los programas académicos por parte de las universidades, las que luchan como pueden para mantenerse al día con la rápida evolución tecnológica. Esta inadecuación crea una brecha entre lo que se enseña en las aulas y las habilidades requeridas en el ámbito laboral, lo que, a su vez, impacta directamente en la preparación de los graduados para abordar los desafíos tecnológicos en diversas industrias.
Si hoy una universidad modifica su programa de estudios, los primeros profesionales tardarán de 4 a 6 años en egresar con estos nuevos conocimientos.
Ahora bien, por su alcance, la enseñanza sobre el uso e implementación de nuevas tecnologías debiera ser incorporada en todas las áreas de conocimiento y no solo desarrolladas en áreas específicas de la ingeniería, lo que supone una exigencia adicional al cuerpo docente y estudiantes de áreas que tradicionalmente parecieran estar más lejanas al uso y adopción de la tecnología.
Esta necesidad de habilidades tecnológicas y el fallo del sistema educativo en su provisión, ha fomentado, sin embargo, la proliferación de profesionales autodidactas que, si bien parecieran cubrir en parte la necesidad de conocimientos técnicos, no logran resolver por completo el problema y, en cambio, ponen en una encrucijada al modelo educativo tradicional ante su necesidad de seguir siendo relevantes en el panorama actual, debido a que aquellos interesados en adquirir esas habilidades técnicas tienen acceso a una variedad de recursos en línea, que van desde tutoriales hasta plataformas de aprendizaje, cualquiera de ellos lejos de las aulas.
Aquí la iniciativa privada está desempeñando un papel crucial en la transformación del panorama educativo, con programas como los bootcamps de AWS y otros, que están democratizando el acceso a la educación técnica, ofreciendo oportunidades a personas con recursos económicos limitados. Estas iniciativas no solo abordan la brecha de habilidades, sino que también ofrecen vías alternativas para aquellos que buscan carreras en tecnología.
En este contexto, bien vale mencionar algunas recomendaciones que podrían ayudar para sortear estos desafíos con éxito:
- Colaboración multisectorial: Fomentar la colaboración entre el gobierno (con sus programas de fomento a la innovación y beneficios tributarios), las universidades, las empresas para identificar las habilidades más críticas. De esta forma, se debe incentivar el establecimiento de programas conjuntos que combinen la rigurosidad académica con la agilidad de los programas de formación más cortos.
- Flexibilidad curricular y aprendizaje experiencial: Implementar una revisión continua de los programas académicos con la participación activa de expertos de la industria, con el objetivo de priorizar la inclusión de experiencias prácticas y proyectos reales en los planes de carrera.
- Reconocimiento y validación de aprendizajes informales: Desarrollar sistemas de reconocimiento para habilidades adquiridas de manera informal, permitiendo que profesionales autodidactas validen sus conocimientos, facilitando así la certificación de competencias que complementen la educación tradicional.
- Inversiones en accesibilidad: Fomentar que empresas e iniciativas privadas inviertan en programas de becas y subsidios para garantizar que la educación técnica sea accesible a todos. Por otra parte, se debe incentivar el establecimiento de alianzas que promuevan el acceso a programas de formación en tecnología para comunidades de menores recursos, aumentando las oportunidades de desarrollo para sus miembros.
La adopción exitosa de nuevas tecnologías requiere un enfoque integral y colaborativo. Todos los sectores deben adaptarse para abordar la escasez de habilidades y aprovechar las oportunidades que las iniciativas que algunas empresas ofrecen para democratizar el acceso a la educación técnica. Al trabajar juntos, es posible construir un ecosistema educativo más ágil y adaptable, preparando a la fuerza laboral para enfrentar los desafíos y las oportunidades de las próximas décadas.
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