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Innovación al servicio de la estrategia

Utilizar la innovación como proceso metodológico para desarrollar la estrategia de una empresa u organización genera beneficios concretos en la cultura organizacional, aumenta la eficiencia de los recursos utilizados, posibilita el aprendizaje de los dolores y problemas del cliente, y hace proliferar nuevas oportunidades, incrementando con ello el valor para el cliente.

A mi entender, la innovación estratégica consiste en desarrollar la estrategia de una organización en forma diferente. De manera general, la estrategia de una empresa u organización corresponde al camino que diseña y recorre esta institución para cumplir con su propósito, es decir, con el sueño y/o razón de ser que se ha propuesto. En este sentido, adoptar el concepto innovación estratégica no solo tiene que ver con utilizar un nombre atractivo y moderno para denominar la estrategia de una organización, sino que implica recorrer ese camino de forma diferente.

¿Pero qué sería lo diferente? En mi opinión, lo distinto está en utilizar las metodologías de innovación y sus prácticas al servicio de la estrategia.

Por una parte, las metodologías de innovación relevan los problemas o dolores como base para las transformaciones dentro de una institución, siendo su estudio un elemento medular para descubrir aspectos importantes del problema que muchas veces no se ven a simple vista. Este ejercicio de análisis se traducirá luego en una reformulación de ese mismo problema, pero ahora incorporando lo aprendido, permitiendo buscar soluciones diferentes o bien soluciones existentes en otras organizaciones e industrias con dolores similares, considerando eso sí lo específico de cada caso. Por ello, al momento de llegar a las soluciones, es vital el testeo de estas con los usuarios, clientes e incluso con los actores claves que podrían incidir en su aprobación, para lo cual el diseño y desarrollo de prototipos es fundamental para este proceso de validación.

Por otro lado, las prácticas de innovación tienen que ver con la incorporación de miradas multidisciplinarias, puntos de vista diferentes, trabajar mucho con la visualización, representación y experimentación de las soluciones en desarrollo, y en general fortalecer el trabajo colaborativo y participativo de forma rápida y efectiva.

Al mirar ambos enfoques ―cuestión que en lo personal me hace mucho sentido―, la innovación se presenta como un ejercicio de aprendizaje, tanto de los problemas o dolores como de aquella solución orientada a resolverlos, pero también al incorporar equipos multidisciplinarios y buscar instancias diferentes para desarrollar ese proceso. Aunque esto puede ser obvio y lógico, en la práctica se realiza poco y es justamente un proceso estructurado y con un método definido el que permite abordar y superar las dificultades que surgen en el desarrollo de un proceso de innovación.

Sin embargo, nada será posible sin un buen liderazgo. Esta es una pieza fundamental del engranaje, ya que será el elemento que guiará al equipo a superar las dificultades y logre buscar, descubrir y encontrar cómo llegar a los resultados satisfactorios, muchas veces desconocidos hasta que las soluciones hagan sentido, es decir, hasta el final del proceso.

Ahora bien, si por lo visto el proceso de innovación no es un camino simple ni fácil, lleno de incertidumbre y dificultades, que se fundamenta en problemas y dolores, y cuyas soluciones requieren de una validación ¿por qué esta forma de desarrollar la estrategia puede ser de valor?

Considerando que el valor no siempre es tangible y destacando los atributos de la innovación, es posible resumir sus principales beneficios en que al considerar un proceso participativo y multidisciplinario, compromete a gran parte de la organización tanto en la identificación y estudio de problemáticas, como en la búsqueda y desarrollo de soluciones; ofrece un mayor entendimiento de los problemas y dolores de los clientes, generando nuevas oportunidades para satisfacerlos; su proceso de validación de ideas de solución de forma ágil, rápida, económica y efectiva, aumenta las probabilidades de éxito; e incrementa las oportunidades de generar nuevas soluciones y/o entrar a nuevos mercados. Al final, todo esto se traduce en una cultura organizacional mejor preparada para enfrentar nuevos procesos de incertidumbre.

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Ingeniero Civil Industrial, Mg. en Innovación y Mg. En Gestión Empresarial Consultor y Fundador de Synapsia

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