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El dolor como fuente de innovación

En innovación, comúnmente se utiliza “el dolor” como inductor o movilizador para desarrollar soluciones, ya que éste, como una permanente molestia, estará presente en todo momento hasta que se le de tratamiento o se encuentre una alternativa para eliminarlo. Esa incomodidad de tener un dolor presente, por lo tanto, nos recuerda y realza la importancia de tener siempre presente el problema a resolver.

Muchas personas que han participado en “instancias de innovación” habrán escuchado que parte de las expresiones habituales que se utilizan en esos procesos es la del “dolor a resolver”, relacionado con una necesidad no resuelta o aquella necesidad que se puede resolver de mejor forma.

Pero ¿por qué se habla de dolor y no de necesidad o requerimientos?

En mi opinión tiene que ver con el interés, urgencia o importancia que transmite la palabra dolor frente a necesidad. Esta última noción, incluso, tiene diferentes clasificaciones u ordenamientos dependiendo de sus diferentes niveles de importancia, ya que al no tener mayores detalles de la misma, las necesidades a las que nos referimos se tratan de forma genérica. Por ejemplo, la conocida pirámide de Maslow define 5 tipos de necesidades que tienen las personas, según sean: fisiológicas, de seguridad, sociales, de estima o reconocimiento, y de autorrealización, y las ordena desde las básicas hasta las de realización personal, teniendo diferentes niveles de interés, urgencia o importancia.

Los “dolores”, en cambio, incomodan desde su planteamiento, independiente de su duración, magnitud, situación u otra consideración. Aunque las personas u organizaciones se pueden acostumbrar al dolor, encontrar alternativas para minimizarlos y pueden flexibilizar los umbrales de dolor, entre otras alternativas, los dolores molestarán sólo por el hecho de existir, estando presentes siempre hasta que son tratados o hasta encontrar una solución.

Los desafíos de innovación se ven enfrentados a ambientes de incertidumbre, lo que genera incomodidad en las personas y equipos, ya que en general, queremos certidumbre para los ambientes que enfrentamos. Por ello, superar esa incomodidad requiere que tanto los líderes como los participantes del proceso de innovación, estén motivados por resolver el desafío que surge a partir de ese dolor.

El factor común de todos los desafíos de innovación es, por lo tanto, la incomodidad, ya sea producto del dolor presente o de la incertidumbre del proceso. Es el inductor que permite superar las dificultades de un proceso de desarrollo de innovación, considerando siempre lo siguiente:

  • El proceso para desarrollar una innovación está inmerso en un ambiente de incertidumbre, ya sea que se oriente para un dolor que afecta a personas de forma individual, colectivamente o en organizaciones de algún tipo.
  • Se está descubriendo o aprendiendo de un problema no resuelto, por lo que entenderlo en profundidad implica entender sus causas, los actores involucrados, la interacción con el medio o entorno en el que se desarrolla, los efectos o externalidades que genera, etc.
  • En cuanto a la solución, al ser nueva, su desarrollo debe ser validado por los usuarios, clientes y entorno en general, desde aspectos técnicos, funcionales, culturales, económicos, sustentables, etc.
  • El dolor solo “dejará de molestar o incomodar” cuando se elimine la causa que lo genera o se genere una alternativa que aminore su intensidad, lo que se aborda con una solución.

Obviamente, no todas las personas se incomodan lo suficiente para utilizar un dolor como movilizador para encontrar una solución, pero muchas soluciones innovadoras tienen como origen la motivación por resolver problemas que no son aceptados por sus fundadores, quienes asumen el desafío de encontrar las soluciones a los dolores identificados.

De modo que, para quienes deseen innovar, los dolores son excelentes fuentes de posibles innovaciones, que una vez identificados podrán ser desarrollados desde un proceso metodológico que guíe tanto el entendimiento e interiorización del problema, como la validación y desarrollo del concepto de solución, el que será factible en la medida que genere un modelo de negocios sustentable.

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Ingeniero Civil Industrial, Mg. en Innovación y Mg. En Gestión Empresarial Consultor y Fundador de Synapsia

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