Es de conocimiento general que la innovación se orienta a buscar y diseñar soluciones que aporten un nuevo valor, o significativamente mejor que lo que existía, para resolver total o en gran parte un problema o necesidad específica. Incluso, en vez de hablar de problemas o necesidades, se habla de dolores, producto de la urgencia o relevancia del tema por resolver.
Lo imperioso de resolver esa necesidad o problema produce una alta ansiedad y muchas veces situaciones desfavorables o malas decisiones, por ejemplo:
- Generar una solución superficial que no aborde los problemas de fondo o las causas que lo generan.
- Desarrollar una solución sin entender en profundidad la relación directa con el problema, por lo tanto la solución como tal podría no ser efectiva.
- No involucrar a las partes interesadas, lo que podría generar dificultades durante la implementación de la solución.
- No cotizar adecuadamente las posibilidades de opciones disponibles, generando mayores gastos.
- Tener una versión rápida de la solución, sin estar validada por los usuarios o clientes, y por lo tanto podría no ser aceptada por ellos.
En este contexto, la aparente sensación de rapidez que genera tomar una solución temprana a un problema determinado, no es tal según las situaciones descritas, e incluso podría terminar en resultados fallidos o incompletos, y por lo tanto no serían efectivos en abordar la problemática o necesidad planteada, y requerirán recursos adicionales, tiempo, capital, relacionamiento y gestión en general, para lograr una solución que sea plausible. Y esto en el mejor de los casos, ya que podría darse también que la solución escogida de manera temprana, no tiene sentido y por tanto todos los recursos involucrados se pierdan.
Entonces, ¿cuál es la forma correcta de enfrentar problemáticas relevantes y urgentes para generar soluciones innovadoras?
Para responder esta pregunta, basta con revisar las metodologías de innovación, y al hacerlo nos daremos cuenta que, en general, tienen elementos en común, principalmente:
- Se ocupan de entender con la mayor profundidad posible la problemática a resolver, identificando los elementos, actores y entornos involucrados en el problema. Por ejemplo, en Design Thinking, las primeras 2 etapas de entendimiento del problema son Empatizar y Definir el problema a resolver. En el caso del Doble Diamond, la primera etapa es sobre entender el problema, representada por un rombo, donde primero se diverge en la exploración del problema y luego se converge cuando éste se entiende.
- En cuanto al desarrollo de las soluciones, se busca representar la solución por medio de prototipos que permitan ser testeados por los usuarios, clientes o actores claves, para luego ser retroalimentados por éstos e iterar el desarrollo de la solución final. Ambas metodologías mencionadas operan de forma similar.
Por lo tanto, abordar los dolores por medio de un proceso basado en una metodología, aumenta la probabilidad de solucionar el problema definido y colabora en disminuir las iteraciones futuras, las que muchas veces significan, prácticamente, hacer el desarrollo completo nuevamente. Recién ahí es donde, de manera agregada, se genera una rapidez real al tener soluciones que efectivamente resuelven el problema. Y en los casos en que la solución pensada no aporta al problema, esto se determinará en etapas tempranas, no con soluciones definitivas, sino con prototipos que involucran menos recursos, haciendo más efectivo y eficiente todo el proceso.
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