En las últimas semanas se ha incrementado el debate respecto de la velocidad del avance de la Inteligencia Artificial (IA) y las consecuencias que podría tener un descontrol en su desarrollo. Esto, a causa de los resultados que se han difundido acerca del uso de herramientas como Chat GPT 4, modelo de Open IA lanzado en marzo de 2023 que, incluso, generó la reacción de cientos de expertos que pidieron pausar la carrera de la Inteligencia Artificial.
Posiblemente esta situación esté reviviendo nuestros miedos hacia la IA y la temida ―hollywoodense y largamente anunciada― revolución de las máquinas contra los seres humanos. Una de las películas que engloba este futuro apocalíptico es “Matrix”, que describe un escenario en el que la Tierra está dominada por una raza de máquinas autoconscientes, generadas a partir de la creación de Inteligencia Artificial a principios del siglo XXI, que idearon una forma de extraer la energía bioeléctrica y térmica del cuerpo humano, encerrando a las personas en cápsulas, mientras sus mentes están controladas por implantes cibernéticos que los conectan a una realidad simulada llamada la Matrix.
Pero esta propuesta de un mundo virtual simulado por un programa, también nos muestra otra faceta acerca del potencial que tiene la Inteligencia Artificial para explotar una nueva dimensión del marketing, que es la de aprender a leer “el código de la Matrix”. Me explico. El argumento central de esta película planteaba que era prácticamente indistinguible la realidad con el mundo simulado, y la gran mayoría de los humanos conectados a ese mundo son inconscientes de su verdadera naturaleza. Sin embargo, los personajes centrales de la saga obtienen habilidades sobrehumanas dentro de Matrix aprovechando su comprensión de este código y sus conocimientos en programación, que les permiten manipular las leyes físicas virtuales de su entorno.
En el contexto del marketing, la Inteligencia Artificial permite analizar grandes cantidades de datos y encontrar patrones y tendencias que pueden ayudar a las empresas a ubicar este “código” que les permita focalizar la mejor estrategia comercial.
Todo comienza importando, ordenando y transformando la data histórica de los prospectos (individuos como usted y como yo) y de los cierres de venta, para lograr identificar las variables determinantes categóricas (sexo, comuna, tipo empresa que trabaja) y continuas (edad, renta, oferta comercial).
Luego, la Inteligencia Artificial puede ayudar a estudiar las características, patrones y correlaciones existentes entre las variables categóricas y continuas disponibles, de manera de proponer los algoritmos y comenzar a entrenar los modelos que mejor representan este “código”. Este proceso busca determinar las variables más representativas, descartando las que no lo son, y buscando los coeficientes de probabilidad del algoritmo que logren identificar los casos de éxito por segmento, y así sucesivamente ir confirmando las oportunidades que tendrán alta, media y baja probabilidad de cierre.
Con esta información se pueden focalizar los esfuerzos comerciales en los prospectos de alta y media probabilidad, aumentando en forma significativa la eficacia y eficiencia comercial. Por otro lado, esto también permite identificar los prospectos de baja probabilidad, donde podrás aplicar alternativas de gestión comercial más eficientes ―como contacto por correo y mensajería―, o asignando su gestión a ejecutivos comerciales juniors, o bien externalizando a contact centers.
Aprender a leer el código de la Matrix del marketing no solo permitirá detectar realidades que para la mayoría son indistinguibles, sino que también ayudará a capturar oportunidades que harán parecer sobrehumana la gestión comercial.
Así que cuando llegue la oportunidad en que te ofrezcan las dos pastillas, una azul y otra roja para definir tu estrategia de marketing, donde la azul es seguir haciendo lo mismo, y en cambio la roja te mostrará la verdadera realidad sobre las oportunidades invisibles del marketing aprovechando el potencial de la Inteligencia Artificial, espero que pienses bien antes de realizar una elección. Yo lo tengo claro, siempre la pastilla roja.
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