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La igualdad de género es clave para el desarrollo

La pandemia provocada por el COVID-19 ha influido aún más negativamente en el problema de la inserción femenina en el mercado laboral. Según el PwC Women in Work Index estamos en niveles similares a los del año 2011, y la recuperación debería darse, recién, a fines del 2021.

Es innegable que durante los últimos años en Chile se ha avanzado en mayor equidad e inclusión de la mujer. Así lo establece un reciente informe de la OCDE sobre Igualdad de Género en Chile, donde se analiza la distribución del trabajo remunerado y no remunerado, además de comparar brechas en temas educacionales.

El documento del organismo indica que las metas educativas han mejorado, y que las mujeres jóvenes superarían a los hombres en esta materia, cuestión que se refrenda en que los titulados de educación superior son mayormente del género femenino.

No obstante, aún conviven con todo este logro las diferencias sociales y económicas para las mujeres. Las horas que el género femenino dedica a labores tradicionales del hogar y del cuidado de los hijos siguen siendo altas en comparación a las horas que destinan a estas labores los hombres. Y es en este punto, precisamente, donde podemos ver que la brecha de oportunidades se agranda, y por ende las oportunidades para las mujeres de ocupar un buen espacio en el mundo laboral remunerado comienzan a disminuir.

La pandemia provocada por el COVID-19 ha influido aún más de forma negativa en este problema de inserción femenina en el mercado, y según el PwC Women in Work Index ―que mide el empoderamiento económico de las mujeres de los países pertenecientes a la OCDE― Chile mostró una caída en el puntaje total, retrocediendo un 13% y quedando en la posición 31 de 33 naciones. El estudio también indica que estamos en niveles similares a los del año 2011, lo que significa un retroceso de 10 años en todo el trabajo realizado por organizaciones civiles, la industria y el Estado para acabar las brechas de género, y que la recuperación debería darse, recién, a fines del 2021.

Si durante la última década han surgido programas e iniciativas para acortar esta brecha ¿En qué continuamos fallando? Existen numerosos académicos que señalan que la igualdad de género es clave en el desarrollo socioeconómico de los países, toda vez que el equilibrio de capacidades entre hombres y mujeres, llevan al éxito.

Hacia el año 2015, en Europa, se llegó a la conclusión que más allá de abrir espacios laborales y educacionales para las mujeres, se debe trabajar en conjunto con el Estado para desarrollar políticas públicas que permitan una mayor conciliación entre la vida laboral y privada, y que estas políticas no deben centrarse en mujeres, sino también incorporar a los hombres, entendiendo que las funciones domésticas son tarea del núcleo familiar en su conjunto. Y además, es fundamental que estas políticas sean de carácter obligatorio y se incluyan en la legislación laboral. Es cierto, hay algunas empresas que sí tienen la voluntad de trabajar estos temas, pero hoy es necesaria una implementación obligatoria para garantizar el compromiso de no ampliar más esta brecha.

Finalmente, la educación desde los primeros años es fundamental en esta materia. Porque empoderar a las mujeres no solo significa ocupar el espacio para manifestarse públicamente, sino que se debe formar a las niñas en el liderazgo, en el amor propio y en la seguridad de que ellas también son capaces de cumplir múltiples tareas, y en un futuro ocupar cargos o espacios, tanto privados como públicos, que nos lleven al desarrollo.

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Periodista y Cientista Política. Embajadora de Women In Energy del World Energy Council-Chile

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