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La educación, el mercado laboral y la falta de información

El Estado de Chile está altamente capacitado para hacer análisis del mercado del trabajo y ofrecer esa evidencia a las instituciones de educación superior para que éstas desarrollen planes educativos acorde a las necesidades de la demanda laboral. Pero estas capacidades están desperdigadas y los equipos no trabajan juntos. Sin embargo, podemos corregir eso.

El conocimiento y las habilidades son los principales activos de las personas y las sociedades. Pero las instituciones educativas que se encargan de desarrollar esas competencias suelen tener datos inexactos o insuficientes sobre el mercado laboral, creando así planes de estudio que, en ocasiones, no responden bien a las exigencias del mundo de hoy, y menos a los escenarios futuros.

La brecha entre la demanda, es decir, las necesidades de la sociedad y de las empresas, en particular, y la oferta laboral de técnicos y profesionales es un problema que afecta a todas las sociedades modernas. Algunos estudios pronostican que será aún mayor en los próximos años debido a dos causas íntimamente relacionadas: la aceleración de la obsolescencia de los conocimientos y la expansión de la automatización de procesos en múltiples industrias.

Una de las muchas acciones que se pueden implementar para acortar esta brecha es contar con información actualizada, oportuna y accionable sobre el mercado laboral y sus tendencias. En Chile, las instituciones de educación superior suelen actualizar su oferta cada 4 o 6 años, a partir de estudios ad hoc realizados para ese fin. Pero estos estudios presentan una serie de inconvenientes, entre ellos que su periodicidad no permite responder a los cambios acelerados, el alto costo de su elaboración, la disímil calidad ―que varía dependiendo del proveedor, del equipo y la metodología―, y los productos no estandarizados que dificultan un análisis comparativo.

Una solución a esta falta de información puede venir desde el Estado. Australia es un buen ejemplo con la creación de la National Skills Commission, un organismo que ofrece servicios a instituciones educativas, estudiantes y trabajadores: portales de información laboral, motores de búsqueda de empleo “inteligentes”, plataformas de apoyo a los emprendedores, análisis de tendencias tecnológicas, comparadores de ocupaciones según renta y empleabilidad, y un largo etcétera.

En Chile también ha habido esfuerzos en esa línea, específicamente a partir de la creación del Observatorio Laboral y de la plataforma DestinoEmpleo. Sin embargo, ambas iniciativas se alojan hoy en la Subsecretaría del Trabajo y no tienen, lamentablemente, vínculo alguno con la educación superior. Su público son los trabajadores, y por ende la conexión se hace exclusivamente con la capacitación (SENCE) y la certificación de competencias (ChileValora). También tenemos la plataforma MiFuturo, del Ministerio de Educación, pero el foco está puesto en la oferta formativa y no en la demanda laboral. Como resultado, no tenemos una institución del Estado que entregue información efectiva sobre el trabajo en Chile para el sector de la educación superior.

No cabe duda de que la agenda pública está hoy particularmente agitada. Pero si la educación para el trabajo es una prioridad nacional, entonces debemos hoy imaginar una institución a cargo de proveer de evidencia a todos los actores interesados en el sistema educativo. Chile requiere que los Centros de Formación Técnica, Institutos Profesionales y Universidades ofrezcan carreras actualizadas, alineadas con las necesidades de sus respectivas áreas de desempeño.

Para lograr esto no es necesario partir desde cero ni inventar la rueda. Aunar los esfuerzos realizados por el Ministerio del Trabajo y el Ministerio de Educación en una misma unidad parece un camino sensato. Australia lo hizo con el Department of Education, Skills and Employment (DESE), la organización interministerial que creó, justamente, la National Skills Commission de ese país. En Chile podemos imaginar algo similar, con nuestros recursos, apostando por el trabajo mancomunado y por una mayor eficiencia en la producción de información. Las capacidades están y la experiencia internacional también, sólo hace falta conversar sobre esta posibilidad.

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Director Ejecutivo de Cartis

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